Muerde tu lengua mi silencio.
Desborda el rojo mi cuerpo
atrás de ti día tras día
y te sueño y te vivo
mas quisiera morderte
como tú a mí.
He cabado un hueco
en el aire de los días pasados
para ocultarme en su oscuridad,
mas llegas hasta ahí
en forma de alba deslumbrante
y tu hermosura me lastima,
así que lloran mis ojos aguijoneados.
Con la luz y el aire
de los días rojos que trago
al ir de frente contra ellos
me asfixio y ya no puedo.
Se me ha atorado el corazón
en la garganta;
quisiera morderlo
para digerirlo suavemente,
pero está ahí
encogido de pies y manos,
temeroso.
Ábrele la puerta
déjalo que venga a verme
aunque sea sólo a veces
a decirme cómo estás
cuándo nos veremos
y cómo seremos entonces.
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