sábado

solo

es en tardes como esta,
en tardes como fin del mundo
que tu lejana voz delgada
viene contra mí con el viento.

anda de nada entre jaulas,
tenue de recuerdos, azul de olvidos,
elevada como antes de estar tan lejos
altísima como en mis sueños.

es en tardes como esta
que el cuerpo me exige tu voz
aunque no quiera traerte al corazón,
aunque no quiera, de verdad estar ahí

sigue siendo en tardes como esta
que están vacíos los espejos
y me doy cuenta con un cuervo en el pecho
de que estaría más solo aún
si estuvieras aquí conmigo.

1 comentario:

Reptante dijo...

Extrañar con la conciencia cautiva, extrañar con y por la fe perdida; hay días que son como soles extintos, materia negra que antes fuera fuego... Extraña, en verdad extraña que los días se vuelven cartas de presentación y diálogos con nuestro fantasma marchito.
Me gustó mucho la forma en que tus palabras fluyen como el agua corriente e intentan, como diálogo con el espejo, exhibir una radiografía del momento... Interesante la verdad, exponer la sensación de estar herido, como sólo se puede estar herido en sábado.

Saludos.