lunes

anochece

Atravesado de mis ojos suena tu grito
pero no es un ay,
sino un estallido de luz
que desboca su mirada contra mí.


Ah, si suavemente supieras
lo que sé de ti sin que lo sepas
lo que quiero saber de tu cuerpo
lo que me une a ti en elemento
en materia inestable;
cómo deseo unirme contigo
habitarme en ti como si fuera tuyo
alejarme al centro de mí mismo
y contemplarnos desde ahí
como dos rocas al borde del río.



Si pudiéramos rompernos
en ese grito suave,
semejante al aletear de árbol
que pueda llevar en su centro
nuestra sangre,
y mecernos entre los brillos
de sus hojas
olvidaríamos también, una a una
las tristezas de los días pasados.

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