domingo

lluvia 2

Hubo un relámpago,
una mano cayendo del cielo
con todas sus venas encendidas.

Qué melancólica la lluvia,
qué tarde, las bocas de Dios abiertas,
los corazones puestos a pensar,
sin muros las alas del recuerdo
y viene sin embargo
siempre lo mismo al corazón.

Que viniera un día el agua a vernos,
y la tierra dejase de ser roja;
pero no, el pasado nos miente de nuevo
para que el corazón viva hoy
con el coraje de ayer.

Allá los campos, allá,
por más que llueve nada
nos vemos con la boca abierta
alcanzando con la lengua
al ojo eco del cielo.

Dime si no es tristeza
el gris tan bello en la mitad
trayéndonos al pasado en esta tarde
para arder el cuerpo
y rescatar las cenizas

di si no es tristeza
¿para qué?

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